Desde 2008, el número de muertes producidas por infarto y derrames cerebrales como accidentes de trabajo han sufrido un considerable y llamativo aumento.
Si bien los accidentes en el trabajo con resultado de muerte producidos por riesgos relacionados con la seguridad, higiene y ergonomía se han visto reducidos en los últimos años, los producidos sin embargo por infarto y derrames cerebrales han aumentado hasta llegar a suponer un 51,33% del total durante el primer semestre de 2016, convirtiéndose en la primera causa de muerte en el trabajo.