Desde el primer momento, UGT advirtió que el cambio de la evaluación extraordinaria de septiembre a junio no podía realizarse sin el debate necesario y el consenso suficiente con la comunidad educativa por las consecuencias que una decisión de este tipo podría tener sobre el alumnado. No hubo consenso. La unilateralidad de una decisión de estas características es, cuanto menos, peligrosa y más si pretende realizarse a coste cero, como todas las decisiones a que nos tiene acostumbrados la Consejería de Educación.
UGT se opuso a este cambio y exigió, en las todas las mesas de negociación, medidas claras de refuerzo y organizativas por parte de la Administración, a sabiendas de que dichas medidas se iban a reducir a trasladar al profesorado y a los centros la responsabilidad del proceso. En este sentido, UGT se negó en todo momento a que se incluyese en el Acuerdo Sectorial y demandó la toma de medidas para resolver el caos que iba a suponer el fin de curso.
No se ha hecho, y ahora la mayoría del alumnado que ha superado todas las materias en la convocatoria ordinaria no asiste a los centros, con las consecuencias que puede acarrear a nivel de responsabilidad civil para las familias y el profesorado que solo puede trasladar las faltas de asistencia a las familias.
Si lo que se pretendía era ajustar el calendario de 2º de bachillerato al del Plan Bolonia no era necesario imponer este cambio al resto de niveles educativos de Secundaria Obligatoria y Formación Profesional.
No tenemos duda de que la Consejería estará utilizando todos los medios a su alcance, a través de la Inspección Educativa, para realizar el control del absentismo en los centros educativos. Eso sí, detrayendo un personal que ya de por si es escaso y que en este período tiene una carga laboral excesiva, porque tampoco se ha incrementado la plantilla de Inspección Educativa para realizar el seguimiento de la organización de los centros en este final de curso tan caótico.
Así las cosas, UGT exige a la Consejería de Educación e Investigación que se responsabilice de las consecuencias de este desastre organizativo, que informe a las organizaciones representantes de la comunidad educativa madrileña de los resultados, positivos y negativos, de este cambio de fechas de la evaluación extraordinaria, que confíe en la evaluación continua que llevan a cabo los docentes y que no repita, antes de evaluar los resultados de este experimento, el calendario del presente curso.