En comunicado de prensa de 31 de agosto sobre el inicio del curso escolar 2022/23, la Presidenta de Madrid indicaba que el número de docentes de centros públicos no universitarios era de 61.041. Dato reiterado por el Vicepresidente y Consejero de Educación ante la Asamblea de Madrid.
UGT denunciaba entonces que dichos datos no eran correctos. Recién publicado el censo electoral de docentes, se confirma la falsedad de los datos que anunciaron. El número total del profesorado de enseñanza pública del censo es de 54.554. Teniendo en cuenta que el censo incluye tanto al profesorado de la plantilla orgánica como a todo el profesorado que está cubriendo vacantes y sustituciones, todos los electores, también aquellos que estén de baja, el número de docentes es aún inferior a esa cifra.
El número de docentes con que iniciaba su legislatura en 2019 la Presidenta era de 49.348, por tanto, ni tenemos 61.041 docentes de enseñanza pública ni ha aumentado en 8.041, ni supone un incremento del 15,2%, como indicaba en dicho comunicado de prensa: “La presidenta ha explicado que con esta cifra, la plantilla de profesores en el sistema público alcanza el mayor número desde que es presidenta de la Comunidad de Madrid con el objetivo de seguir ahondando en la mejora de la calidad educativa. Así, se suma desde entonces 8.041 nuevos profesionales hasta alcanzar 61.041, lo que supone un incremento porcentual del 15,2%”.
Según indicábamos entonces, la necesidad de convencer a la ciudadanía sobre el magnífico trabajo que está realizando el Gobierno Regional en materia educativa les lleva a inventar datos que lo justifiquen.
UGT viene denunciando constantemente la opacidad de datos y su manipulación por parte del gobierno autonómico, pero esto va más allá: miente. ¿Lo hará también con el resto de los datos? Número de alumnos/as, financiación, atención a la diversidad…
UGT considera terriblemente peligroso, además de antidemocrático, la falsedad en los datos o la manipulación de los mismos. Un gobierno que no es capaz de asumir sus actuaciones, que necesita enmascarar o engañar sobre las cifras, como mínimo, no es fiable.