El pasado 15 de marzo pasará a la historia como el día en que el presidente de Correos no estuvo a la altura que le exigía la situación de emergencia sanitaria como máximo responsable de la mayor empresa pública de este país. SUS CUATRO CLAMOROSOS ERRORES pasarán a los anales y hemerotecas de Correos y a la memoria de esos “postalones” de la casa que tanto rechazo le provocan, como una de las peores versiones en la gestión postal de una crisis.
EL PRIMERO, ver en el confinamiento de la población una oportunidad de negocio (paquetería rentable fuera del SPU) y no de servicio público, al dejar conscientemente el SPU en el limbo normativo del RD de alarma del 14 de marzo. EL SEGUNDO, haber rechazado la gran oportunidad de poner la red pública postal al servicio de la recogida, admisión, transporte, clasificación, distribución y entrega de productos esenciales para la ciudadanía obligada al confinamiento por el estado de emergencia (medicamentos, alimentos, …). EL TERCERO, imponer unas instrucciones operativas faltas de rigor para aplicar el RD de alarma y pedir a CCOO y UGT que mirásemos para otro lado (es demostrable) mientras se obligaba a la plantilla (75% del total) a salir a campo abierto sin Equipos de Protección Individual desde el 15 de marzo. EL CUARTO, criminalizar a CCOO y UGT por no estar de acuerdo con estos planteamientos.
