La Dirección General de Recursos Humanos reúne, de un día para otro, a las organizaciones sindicales de la Mesa Sectorial para informar de las instrucciones enviadas por la Consejería de Sanidad, donde se insta a iniciar el procedimiento de vacunación masiva a todo el profesorado madrileño menor de 55 años, debido a que se va a proporcionar para ello la vacuna de la marca AstraZeneca.

Improvisación, esa es la palabra que define la política de esta Administración. Desde UGT consideramos que se ha convertido en la tónica de la gestión de la Comunidad de Madrid, como ya se demostró con el Plan de regreso a las aulas, solo cinco días antes de iniciarse el curso escolar.

Valoramos, por supuesto, que se haya comprendido la importancia de la vacunación del sector de enseñanza por el riesgo que puede suponer para los menores, además de para los propios docentes y sus respectivas familias, por la interacción que se realiza diariamente con ellos y, muy especialmente, quienes se dedican a las etapas inferiores y al alumnado de educación especial.  Pero no podemos obviar los reducidos plazos con que van a ser llamados y que casi un tercio del personal de los centros educativos va a ser excluido de dicha vacunación por ser mayores de 55 años, o personal dependiente de servicios externalizados, así como aquellos que tienen ciertas patologías, es decir, el personal más vulnerable. Por lo que la utilización de esta vacuna tendrá escasa efectividad e impedirá alcanzar el objetivo de inmunidad de rebaño, lo que haría recomendable la utilización de alguna de las que permitan llegar al cien por cien de los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza y, por tanto, alcanzar dicho objetivo.

Por otra parte, aunque esta campaña de vacunación incluye a los y las docentes y personal de administración y servicios (menor de 55 años y sin patologías que lo impidan), aún no se ha contemplado la vacunación de otro personal que trabaja en los centros educativos, con cierto contacto estrecho con el alumnado, como es el personal de limpieza y de comedor, ya que se trata de servicios que habitualmente se encuentran externalizados.

Ya han sido citados cientos de docentes y se han puesto en evidencia las primeras incidencias como, por ejemplo, que hayan sido citadas todas las educadoras de una Escuela Infantil en horario lectivo ¿Cierran la escuela para irse a vacunar? ¿No la cierran y no se vacunan?

Sugerimos al Gobierno madrileño que arbitre un teléfono de contacto, que sea operativo no como el de Salud Pública que es prácticamente inexistente, para resolver las múltiples incidencias no contempladas que se vayan produciendo y, por supuesto, que procedan a conseguir vacunas que puedan permitir la vacunación de todos los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza.

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