Desde UGT hemos detectado un problema que, en casos puntuales, puede presentarse en centros educativos de la Comunidad de Madrid. Se trata de los docentes y el alumnado que tienen problemas de audición en mayor o menor grado. Dichos docentes y alumnado, algunos con implantes cocleares, se encuentran en un aislamiento íntegro dentro de su puesto de trabajo debido al uso de mascarillas opacas que les impiden leer los labios.
Estos docentes llevan años dando clase de una forma que podríamos calificar de ejemplarizante, pero para poder impartir las clases les es absolutamente necesario poder leer los labios. La misma situación se les plantea respecto al resto de la comunidad educativa con quienes tienen que comunicarse: compañeros/as, familias y personal no docente. El uso de la mascarilla opaca les impide realizar su labor, pudiendo dar lugar, además, a sufrir riesgos psicosociales que perjudican la salud de dicho profesorado, que puede causar estrés y, a largo plazo, otro tipo de enfermedades como las mentales.
Por ello, el uso necesario y obligatorio de la mascarilla supone una barrera infranqueable, imposibilitando la lectura de los labios que les es absolutamente necesaria para poder ejercer su labor educadora.
Se plantea pues, la urgente necesidad de dar solución a esta cuestión. Soluciones que parten por facilitar a todo el personal del centro, así como al alumnado al que imparta clase, máscaras faciales transparentes o mascarillas transparentes certificadas y registrada por la FDA, con la capacidad de filtrar el aire según el estándar N99, así como con una característica de auto-purificación, gracias a la luz UV-C incorporada, lo que les permitirían continuar con su labor docente de manera efectiva y no sentirse al margen de la vida escolar.
Desde UGT contemplamos con preocupación esta situación y planteamos la posibilidad de solucionar este problema a corto plazo con una dotación extraordinaria a todos los centros que tengan trabajadores, trabajadoras y alumnado con estas minusvalías auditivas de mascarillas transparentes, ya que de no hacerlo así no podrían realizar la función que tienen encomendada y pensando en los factores de riesgos psicosociales que puedan padecer en sus centros de trabajo. Dicha situación debe ampliarse, como es lógico, a los centros que tengan alumnado de estas características y que puedan tener dificultades de aprendizaje y sufrir un desfase en su formación por problemas auditivos.
¡Es hora de los trabajadores y trabajadoras de la Enseñanza! ¡Basta ya de excusas!