La sección sindical de UGT en la Agencia Tributaria, denuncia públicamente la situación crítica e insostenible de la flota de embarcaciones del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), a raíz de la detección masiva de amianto en sus patrulleras y la falta de respuestas operativas serias.
Tras la localización de materiales cancerígenos en prácticamente toda la flota del Cantábrico —compuesta por embarcaciones que superan los cuarenta años de antigüedad y cuyo estado ya era deplorable—, la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera pretende paliar la emergencia operativa trasladando las embarcaciones Gerifalte y Décimo Aniversario desde Cádiz al norte del país. Una decisión que UGT califica de “maniobra propagandística infantil y burda”, dado que:
- La Gerifalte lleva más de cinco años inoperativa. Resulta grotesco pensar que, sin haber sido capaces de devolverla al servicio durante todo este tiempo, ahora mágicamente esté lista para navegar cientos de millas y operar en condiciones de servicio efectivo.
- El Décimo Aniversario apenas puede alcanzar 15 nudos de velocidad, muy lejos de los 35 nudos que debería ofrecer conforme a sus especificaciones técnicas.
La improvisación actual es consecuencia directa del desmantelamiento progresivo de capacidades operativas esenciales, como ya ocurrió con la desaparición de la flota aérea del SVA. A ello se suma la proliferación de “grupos de expertos” de escasa o nula experiencia real, seleccionados bajo criterios ajenos al mérito, la capacidad o la trayectoria profesional, desplazando y marginando a personal veterano cualificado que osaba señalar las deficiencias flagrantes de los medios materiales y humanos.
Como guinda a este despropósito, la DAVA pretende ahora “modernizar” patrulleras obsoletas e inutilizables mediante la implantación de tecnología 5G, en un proyecto tan absurdo como ruinoso: gastar más en equipamientos virtuales que lo que costaría adquirir una flota nueva y plenamente operativa.
Esta “solución” no solo denota un desprecio absoluto por las necesidades reales de los trabajadores y de la operatividad aduanera, sino que resulta insultante para quienes han mantenido viva la actividad de Vigilancia Aduanera a pesar del abandono institucional. La ficción de que los mandos podrán “dirigir” los patrulleros desde oficinas en Madrid, con gafas de realidad virtual y ventiladores simulando el mar, sería cómica si no fuera por las dramáticas consecuencias de esta política de irresponsabilidad y negligencia.
UGT EXIGE:
- La renovación inmediata de la flota de embarcaciones y helicópteros del SVA, mediante la adquisición de medios adecuados para las necesidades actuales de la vigilancia marítima y aérea.
- La revisión y profesionalización de los sistemas de acceso y promoción interna en el SVA, garantizando que los puestos directivos recaigan en personas con formación técnica adecuada y experiencia contrastada.
- El abandono de proyectos fantasiosos y derrochadores, como la instalación de tecnología 5G en patrulleras en ruinas, y la reorientación urgente hacia inversiones útiles y efectivas.
- La depuración de responsabilidades entre quienes, por acción u omisión, han conducido al actual estado de ruina material, funcional y organizativa del Servicio de Vigilancia Aduanera.
La AEAT debe decidir si quiere un SVA eficaz o un escaparate de incompetencia tecnológica subvencionada. Hasta la fecha, la gestión parece más propia de un sketch de humor que de una Administración seria. Los trabajadores del SVA siguen enfrentándose al océano, sin medios adecuados, pero con una profesionalidad que ningún “experto 5G” será capaz de simular jamás.
Mientras la flota del SVA se oxida y respira amianto, las narcolanchas campan a sus anchas en las costas españolas: el abandono institucional no solo pone en riesgo a las personas trabajadoras, sino que regala impunidad al crimen organizado.